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Liga Mexicana de Béisbol (LMB)

McDermott: el que no se tenía que ir.

¿Perdieron más de lo que ganaron? La salida de McDermott deja dudas en el corazón del line-up de Dorados. ¿Darel Torres es realmente la solución?

Los Dorados de Chihuahua han decidido mover el tablero a mitad del juego. Cambiaron a Matt McDermott, su bate más consistente y versátil, por Darel Torres, un lanzador que —seamos honestos— no está hoy en su mejor versión.

Es fácil caer en la nostalgia de lo que Torres fue en la Estatal o recordar su brillante invierno en la LMP. Pero no se puede tapar el sol con una curva: Darel batalló seriamente con Tigres en la LMB este año, con récord de 3-6 y una efectividad de 5.29. En 47.2 entradas, regaló 32 bases por bolas y se vio errático, al grado de ser desplazado en la rotación.

¿Ese es el brazo que solucionará los problemas de un equipo con un pitcheo colectivo de 6.45? ¿Ese es el movimiento que justifica soltar a un bate que resolvía en la hora sexy, que daba dobles, que corría, que robaba bases, que jugaba segunda y short con casi perfección?

McDermott: el pelotero que no se tenía que ir

Matt McDermott bateaba .324, tenía un OBP de .392, y un SLG de .462. Más de la mitad de sus hits fueron extrabases. Robaba bases, se embasaba, anotaba, defendía. ¿Qué más se le puede pedir a un primer bat? En un lineup que muchas veces dependía de chispazos, McDermott era el tipo que encendía la mecha.

Defensivamente, cometió 1 solo error en 40 juegos como segunda base, y aunque su cobertura en el shortstop fue menos pulcra, no se le puede culpar por cubrir donde el equipo más ha rotado hombres. Su entrega fue total. Su salida, innecesaria.

Torres: talento sí, momento no

Este no es un cuestionamiento a la carrera de Darel Torres. Todos lo hemos aplaudido en Los Mochis, lo hemos seguido en la Estatal, pero no está dominando como para justificar este canje. De hecho, Mineros le quitó el invicto en el Estatal, y aunque sus números finales fueron decentes (2.88 de ERA), no fue el brazo imparable que se prometía.

Hoy por hoy, Dorados necesita relevistas confiables, abridores sólidos, consistencia, no una apuesta en la rotación cuando ya tiene a Caleb Smith, Smeltzer, y otros brazos que han cumplido con mejores WHIP y K/BB que Torres este año.

Una decisión emocional, no estratégica

El intercambio se siente más como una declaración simbólica que como una jugada deportiva efectiva. El “regreso del hijo pródigo” no puede estar por encima de las realidades del roster actual. La LMB es de rendimiento, no de nostalgias.

Cambiar a un bate que respondía cuando más lo necesitabas, por un lanzador que no domina ni en invierno ni en verano —al menos no en 2025—, es jugar con fuego. Y con el standing apretado como está, Dorados no está en posición de hacer apuestas.

McDermott no se tenía que ir

A veces, los equipos se traicionan a sí mismos por buscar un golpe mediático o un regreso romántico. Pero la pelota no perdona sentimentalismos. McDermott era de los pocos que no fallaba cuando la ofensiva colapsaba. Ahora se fue. Y lo que llegó —aunque valioso en papel— no garantiza nada.

Dorados apostó. Pero tal vez lo hizo al revés.

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