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Liga Mexicana de Béisbol (LMB)

Diablos con hambre, Sultanes con sueño: dos formas de enfrentar la cima

Diablos Rojos del México refuerza su poder con hambre de campeonato, mientras Sultanes de Monterrey apuesta por la estabilidad. ¿Alcanza con talento local o falta ese extranjero clutch que marque diferencia?

En medio de una temporada en la que, incluso con una semana perdedora, los Diablos Rojos del México le siguen sacando ocho juegos al segundo lugar de la Zona Sur, el equipo capitalino deja en claro algo: no se conforman.

Vienen de perder dos series en casa -con Monterrey y Monclova-, además de perder su serie anterior de visita con Toros, pero a pesar de eso, no han perdido el enfoque. Están buscando esa pieza faltante: el as que cierre el círculo, el relevista que consolide el bullpen, el outfielder que haga olvidar la salida de Luis Liberato a Corea.

La mentalidad es clara: ganar no es suficiente, hay que arrasar.

Lo confirmó Jorge del Valle, presidente ejecutivo adjunto de la organización escarlata, en la edición reciente de “La Antesala del Infierno”:

“Seguimos buscando posición por posición cuáles debemos fortalecer (…) hasta el último minuto del 11 de julio seguiremos trabajando.”

No se trata de improvisar, sino de ejecutar una planificación meticulosa, como la que permitió el regreso de Patrick Mazeika y Jimmy Yacabonis, integrados justo cuando el equipo más los necesita. No es casualidad. Es ajedrez.

Ese nivel de previsión, agresividad y visión estratégica que hoy vemos en los Diablos es algo que ha brillado por su ausencia en los Sultanes de Monterrey. La dirección deportiva actual, encabezada por Miguel Flores, ha tenido dificultades para atraer refuerzos que realmente marquen la diferencia.

Si miramos hacia atrás, el último refuerzo de peso bajo su gestión fue: Julio Teherán, el Caballo de Olaya. Porque los ídolos que realmente han conectado con la afición regia —Yohander Méndez, Orlando Calixte, o el actual referente extranjero con más cuadrangulares en activo dentro de la franquicia, Zoilo Almonte— llegaron en gestiones anteriores.

Zoilo, por cierto, está a las puertas del club de los 100 jonrones con Sultanes, un legado en formación que no lleva el sello de la actual administración. Da la impresión de que Monterrey vive aún del talento forjado en tiempos de Roberto Magdaleno, sin un esfuerzo claro por renovar esa tradición con nuevas figuras.

Es justo reconocer que la gestión actual ha impulsado una base nacional sólida. Han surgido jóvenes con potencial como Luis Santos y Christopher Escárrega, y se ha repatriado talento probado como Luis Cessa, Manny Bañuelos y Esteban «El Pony» Quiroz. Ese bloque mexicano le da identidad y garantiza competitividad.

Pero en esta era moderna de la LMB, eso ya no alcanza. Tener una buena base no basta si no se complementa con profundidad, ajustes oportunos y ambición real. El plantel cuenta con nombres como José Cardona, Víctor Hugo Mendoza, Ramiro Peña y Asael Sánchez, pero no hay señales de una ofensiva organizacional que busque armar un equipo temido.

Da la impresión de que en Monterrey se prioriza “cerrar bien” antes que “armar para dominar”.

Lo que sigue haciendo falta es ese bateador extranjero clutch, ese pelotero que se gane a la tribuna con un swing oportuno o una reacción explosiva. O ese as dominador que provoque frases como: “Hoy lanza fulano, hoy se gana”. Los Sultanes necesitan una figura que genere expectativa, que provoque que la gente compre boletos, que te haga mirar el calendario. Porque eso —más allá del talento— es lo que hoy separa a Diablos del resto: una visión agresiva que no perdona conformismos.

La diferencia va más allá de decisiones puntuales: es cultural. Diablos opera bajo una filosofía de “reinado total”. No sólo les basta con liderar; buscan intimidar, sofocar, imponer respeto. Por eso han reforzado el cuerpo técnico, modernizado su análisis de datos y mantenido una inversión constante, incluso en medio de un bache.

Sultanes, en cambio, parece aferrarse a su prestigio histórico. A ser el equipo que durante décadas fue modelo de constancia. Pero en esta era moderna de la LMB, el prestigio sin hambre se queda corto.

Mientras tanto, Diablos ya trabaja en su versión 2.0 para septiembre, consciente de que ganar por paliza en mayo no sirve de nada si no se levanta la Copa Zaachila en otoño. Porque si algo ha demostrado este equipo, incluso en derrota, es que su mentalidad sigue intacta: construir para aplastar.

Y es ahí donde la diferencia duele más. Porque Sultanes no es un equipo chico. Tiene historia, afición, presupuesto y estadio. Pero parece haber perdido el fuego. El mismo fuego que hoy, incluso en medio de una mala semana, sigue ardiendo en el infierno de la Ciudad de México.

Me considero apasionado entusiasta del béisbol, nacido en Chihuahua y actualmente radicando en Monterrey, Nuevo León. Desde 2009, junto con Julio Hernández, fundamos ‘Hablemos de Béisbol’ con el objetivo de compartir nuestra pasión por el rey de los deportes. Aquí, encontrarás artículos y análisis sobre la Liga Estatal de Chihuahua, así como todo lo relacionado con la MLB, LMB y LMP. Si eres un amante del béisbol, ¡estás en el lugar correcto para estar al tanto de las últimas noticias y opiniones sobre este emocionante deporte!

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