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Liga Mexicana de Béisbol (LMB)

Héctor Espino: el bateador inmortal que sigue inspirando al béisbol mexicano

Desde la colonia Dale de Chihuahua hasta lo más alto del béisbol latinoamericano, su legado vive en cada batazo.

Hoy, 6 de junio, celebramos el nacimiento de un ícono del béisbol nacional: Héctor Espino González, nacido en la colonia Dale de Chihuahua en 1939. Cada año, su figura se agiganta no solo por lo que logró en el diamante, sino por lo que representa en la historia del deporte latinoamericano.

Conocido como “El Niño Asesino”, Espino fue un pelotero fuera de serie que redefinió lo que era posible hacer con un bat en las manos. A lo largo de su trayectoria profesional, conectó 794 jonrones, más que Barry Bonds, Hank Aaron o Babe Ruth, y lo hizo sin sustancias, sin reflectores de Grandes Ligas, pero con una contundencia demoledora en cada liga donde participó.

Una leyenda nacida en Monterrey

Su temporada de 1964 con Sultanes de Monterrey es una de las más memorables en la historia de la Liga Mexicana de Beisbol: 46 cuadrangulares, rompiendo el récord de Ronnie Camacho (39), y dejando claro que Espino jugaba en otro nivel. Si no hubiese partido un mes a jugar a Jacksonville (Triple A de los Cardenales de San Luis), seguramente habría cruzado la barrera de los 50.

En ese mismo año, ganó el título de producidas con 105, fue líder en anotadas con 106, y bateó para .358, siendo además nombrado Novato del Año. Desde entonces, su leyenda no hizo más que crecer.

Un bateador de otra dimensión

En la LMP, su dominio fue aún más notorio: 13 títulos de bateo, 6 premios al Jugador Más Valioso, 7 campeonatos de jonrones, y un récord de promedio de .415 en una sola temporada (1972-73). En total, acumuló 310 jonrones y 1,120 carreras producidas en el invierno.

Sus proezas también se extendieron a las Series del Caribe, donde fue campeón bateador, JMV y pieza clave en el primer campeonato de México en 1976. En 7 participaciones, bateó .297 con 6 jonrones y 22 producidas.

Un legado que vive más allá de las estadísticas

Aunque nunca jugó en MLB, su camiseta se encuentra en Cooperstown, como símbolo del impacto de los peloteros latinos en el béisbol. En 1998, su número 21 fue retirado de forma definitiva por la LMB y la LMP. Además, desde 2017, el 21 de octubre se celebra como el Día de Héctor Espino.

En vida, fue exaltado al Salón de la Fama del Béisbol Mexicano, del Caribe y del Deporte Chihuahuense. Hoy su figura está inmortalizada en estatuas frente a estadios de Hermosillo, Chihuahua y Monterrey.

Espino no fue solo un gran bateador. Fue un acto de dignidad.

Rechazó varias ofertas de Grandes Ligas porque se sabía digno de mejores condiciones. No aceptaba ser una pieza exótica en el show. Quería respeto, y se quedó en México para construir un legado sin precedentes.

Hoy lo recordamos con gratitud. Y mañana —como cada vez que alguien conecta un jonrón sin adornos— su sombra estará ahí, vigente y poderosa, como en aquel swing que partía la pelota en dos.

Somos una comunidad de aficionados al béisbol, dedicado a hablar sobre las ligas más importantes con especial atención en el béisbol de Chihuahua. Compartimos tú misma afición por el rey de los deportes y es aquí donde se vive y Hablamos de Béisbol.

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